En medio de una noche loca te encuentras de frente con un mundo particular, en el que todos son sombras, colores, risas, expresiones distintas, un mundo lleno de no se ques, de incertidumbres, de novedades, y te cruzas de repente por una calle angosta, por un embudo lleno de gente, por un ridículo sueño que tal vez algún día o alguna noche pasó por tu mente y ahora no lo recuerdas pero lo vives y te asombra. Y así, vas por nuevos caminos, por carreteras inundadas y agua que cae del cielo, y vas por cederos extraños y por rutas incomprensibles y abres tus ojos cuanto mas puedes, cuanto más te deja tu asombro y luego mojas tus labios con tu lengua y te sigues preguntando que coño pasa, qué es lo que ves, que es lo que sientes y al mismo tiempo aprendes lo maravilloso de la diferencia, y te fascinas por ella. Allí, en todo ese mundo caótico existen unos ojos chicos, unos labios rojos y unas manos blancas pegadas a una mente abierta. En esa mente te llevaré, aliada a mi ciudad, a esta tierra fría, a este cielo húmedo, a esta locura que somos y que soy, siempre en mi mente con un lindo recuerdo de un caminante sorprendido con lo que para mí es el diario vivir.
En medio de una noche loca te encuentras de frente con un mundo particular, en el que todos son sombras, colores, risas, expresiones distintas, un mundo lleno de no se ques, de incertidumbres, de novedades, y te cruzas de repente por una calle angosta, por un embudo lleno de gente, por un ridículo sueño que tal vez algún día o alguna noche pasó por tu mente y ahora no lo recuerdas pero lo vives y te asombra. Y así, vas por nuevos caminos, por carreteras inundadas y agua que cae del cielo, y vas por cederos extraños y por rutas incomprensibles y abres tus ojos cuanto mas puedes, cuanto más te deja tu asombro y luego mojas tus labios con tu lengua y te sigues preguntando que coño pasa, qué es lo que ves, que es lo que sientes y al mismo tiempo aprendes lo maravilloso de la diferencia, y te fascinas por ella. Allí, en todo ese mundo caótico existen unos ojos chicos, unos labios rojos y unas manos blancas pegadas a una mente abierta. En esa mente te llevaré, aliada a mi ciudad, a esta tierra fría, a este cielo húmedo, a esta locura que somos y que soy, siempre en mi mente con un lindo recuerdo de un caminante sorprendido con lo que para mí es el diario vivir.
ResponderEliminarBesos.