Con embargo me doy cuenta que es una ilusión, este pensamiento furtivo pues, es mi cuerpo el que me lleva a escribir, él es el que vive y respira por mí. Las costillas se expanden, los músculos intercostales ayudan, los pectorales y serratos, el trapecio y el cuadrado; el vacío que se crea en el interior asemeja quietud y es en cambio el movimiento en mayúsculas. Al igual que las olas en la playa, que vienen y van, eternamente, y en silencio si no se las escucha.
Aparecen nuevas ideas, desaparecen otras antiguas ya, las olvido o las aparto, las escondo y las destruyo. Sopla el viento fuera, avisa el vendaval de su llegada. Solo el cristal es testigo. Y yo me digo, ¿que haces ahí parado amigo mío? Érguete e camiña.
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