Aislado, en un rincón del mundo está tu pensamiento pálido, tu pensar ensimismado que la brisa colorea, el agua de mar embellece tu mirada de ojos grandes e iris oscuro. Al lado, una amapola te canta, le coquelicot! y ríes y bailas, aislado. Te busco entre continentes, busco en cada rincón de tierra, pero estás aislado, en el mar, en el mar de las palmas altas, en el azul, y el naranja del cielo, y el rojo sol que se pone en tu horizonte cuando en mi cielo, alto, ilumina aún mi fe y mi esperanza. Mi vera no es tu vera, ni el borde de tu cuerpo limita con el mío, te aíslas, cada vez más te aíslas en ese mundo que no conozco y en el que me prohíbes avanzar, porque no está bien, porque no es lo correcto. Así que nunca llego a tu isla, a tu vera, a la orilla de tus besos, porque no te encuentro en la tierra y te me escondes detrás del sol rojizo y te pierdes y te vas, a mirarte en el espejo, a ver tu iris oscuro como yo no puedo verlo y rellenar tu mirada con amapolas que no veo, que te cantan en silencio para que yo no escuche detrás del océano. Y no llego a tu borde, ni a tu risa, ni a tu pecho. Te vas, y te me vas de nuevo, aislado, en mi recuerdo.
Me encanta esta foto.
ResponderEliminarAislado, en un rincón del mundo está tu pensamiento pálido, tu pensar ensimismado que la brisa colorea, el agua de mar embellece tu mirada de ojos grandes e iris oscuro. Al lado, una amapola te canta, le coquelicot! y ríes y bailas, aislado.
ResponderEliminarTe busco entre continentes, busco en cada rincón de tierra, pero estás aislado, en el mar, en el mar de las palmas altas, en el azul, y el naranja del cielo, y el rojo sol que se pone en tu horizonte cuando en mi cielo, alto, ilumina aún mi fe y mi esperanza.
Mi vera no es tu vera, ni el borde de tu cuerpo limita con el mío, te aíslas, cada vez más te aíslas en ese mundo que no conozco y en el que me prohíbes avanzar, porque no está bien, porque no es lo correcto.
Así que nunca llego a tu isla, a tu vera, a la orilla de tus besos, porque no te encuentro en la tierra y te me escondes detrás del sol rojizo y te pierdes y te vas, a mirarte en el espejo, a ver tu iris oscuro como yo no puedo verlo y rellenar tu mirada con amapolas que no veo, que te cantan en silencio para que yo no escuche detrás del océano. Y no llego a tu borde, ni a tu risa, ni a tu pecho. Te vas, y te me vas de nuevo, aislado, en mi recuerdo.