16 noviembre, 2011

Miedo a vivir

Los que trabajan tienen miedo de perder el trabajo.
Los que no trabajan tienen miedo de no encontrar nunca trabajo.
Quien no tiene miedo al hambre, tiene miedo a la comida.
Los automovilistas tienen miedo a caminar
y los peatones tienen miedo de ser atropellados.
La democracia tiene miedo de recordar y el lenguaje tiene miedo de decir.
Los civiles tienen miedo a los militares,
los militares tienen miedo a la falta de armas,
las armas tienen miedo a la falta de guerras.
Es el tiempo del miedo.

Miedo de la mujer a la violencia del hombre
y miedo del hombre a la mujer sin miedo.
Miedo a los ladrones, miedo a la policía.
Miedo a la puerta sin cerradura,
al tiempo sin relojes, al niño sin televisión.
Miedo a la noche sin pastillas para dormir
y miedo al día sin pastillas para despertar.
Miedo a la multitud, miedo a la soledad,
miedo a lo que fue y a lo que puede ser,
miedo de morir, miedo de vivir.


Eduardo Galeano

4 comentarios:

  1. Miremos de cerce al miedo y a las relaciones.

    Si tomamos parte en una guerra sobre el control, sobre el controlar a otro, es porque no le respetamos. La
    verdad es que no amamos. Se trata de egoísmo, no de amor; el único propósito es el de
    recibir las pequeñas dosis que nos hacen sentir bien. Cuando no tenemos respeto,
    iniciamos una guerra de control porque cada persona se siente responsable de la otra.
    Tengo que controlarte porque no te respeto. Tengo que hacerme responsable de ti
    porque cualquier cosa que te suceda a ti va a herirme a mí y yo quiero evitar el dolor.
    Entonces, si veo que no estás siendo responsable, te machacaré incesantemente para
    intentar que seas responsable, pero «responsable» desde mi punto de vista. Y eso no
    significa que yo tenga razón.
    Esto es lo que ocurre cuando tomamos el camino del miedo. Como no te respeto,
    actúo como si tú no fueses lo suficientemente capaz o lo suficientemente inteligente
    para ver lo que es bueno o malo para ti. Doy por hecho que no eres lo bastante fuerte
    para desenvolverte en determinadas situaciones y cuidar de ti mismo. Tomo el control
    y te digo: «Déjame que lo haga por ti» o «No hagas eso». Intento suprimir tu mitad de
    la relación y controlarla por entero. Pero, si tomo el control de toda nuestra relación
    ¿dónde queda tu parte? No funciona.
    Con la otra mitad podemos compartir, disfrutar, crear juntos el sueño más
    maravilloso. Pero ella seguirá teniendo siempre su propia voluntad, su propio sueño,
    un sueño que jamás podremos controlar por mucho empeño que pongamos en ello.
    Entonces, ante una situación así sólo podemos hacer dos cosas: bien crear un conflicto
    e iniciar una guerra de control o bien convertirnos en compañeros de juego y formar
    un equipo. Los compañeros de juego juegan junto a los jugadores del equipo, pero no
    contra ellos.

    ResponderEliminar
  2. .....Pero esta guerra de control en las relaciones humanas existe porque fuimos domesticados para competir por el control de la atención. Lo que llamamos amor -alguien que me ame, alguien que se preocupe por mí- no es amor, es egoísmo.
    ¿Cómo es posible que funcione? El egoísmo no funciona porque en él no hay cabida para el
    amor. Ambas personas están hambrientas de amor. Cuando comparten el sexo,
    prueban un poco de ese amor y se vuelve adictivo porque están hambrientos de amor.
    Pero, entonces, se encuentran con todos los juicios que están ahí. Se encuentran con
    todo el miedo, toda la desdicha y toda la culpa.
    Después nos ponemos a buscar consejo sobre el amor y el sexo. Se han escrito
    muchos libros al respecto y prácticamente todos podrían titularse: Cómo ser
    sexualmente egoísta. La intención es buena, pero ¿dónde está el amor? Estos libros no
    abordan la cuestión de aprender a amar; no hay nada que aprender sobre el amor.
    Todo está ya en nuestros genes, en nuestra naturaleza. No tenemos que aprender nada,
    salvo lo que inventamos en este mundo de ilusión. Buscamos el amor fuera de
    nosotros cuando el amor nos rodea por todas partes. El amor está en todas partes,
    pero no tenemos ojos para verlo. Nuestro cuerpo emocional ya no está sintonizado
    con el amor.
    Y nos asusta tanto amar porque nos parece que no es seguro hacerlo. El miedo al
    rechazo nos asusta. Tenemos que fingir que somos lo que no somos; intentamos ser
    aceptados por nuestra pareja cuando nosotros mismos no nos aceptamos. Pero el
    problema no estriba en que nuestra pareja nos rechace. El problema estriba en que
    nosotros mismos nos rechazamos porque no somos lo bastante buenos, porque eso es
    lo que creemos.El rechazo de uno mismo es el principal problema. Nunca serás lo suficientemente
    bueno para ti mismo mientras tengas una idea de la perfección completamente
    equivocada. Se trata de un concepto falso, ni siquiera es real. Pero tú te lo crees. Como
    no eres perfecto, te rechazas a ti mismo. El nivel de rechazo de uno mismo depende de
    la dureza que demostraron los adultos cuando rompieron tu integridad.

    ResponderEliminar
  3. me gusta mucho tu reflexion...pero como volver a aceptarnos completamente como cuando eramos puros,adri? como desprendernos de todas esas capas de juicios y prejuicios que hemos ido añadiendonos?
    todavia no lo se...

    ResponderEliminar
  4. no es facil Isa, nada facil. quieres mas?es de un libro que tengo en pdf

    ResponderEliminar